jueves, 23 de marzo de 2017

PABLO ARMERO, UN LATERAL OFENSIVO

FOTO Tomada de Twitter / Jasmine Kripalani


Pablo Armero siempre se ha caracterizado por su explosividad y buenas maneras como lateral izquierdo en los equipos en los que ha jugado profesionalmente y en la Selección Colombia. También se le recuerda por su sabor, su baile y su alegría al celebrar los goles que él o sus compañeros de equipo anotan. Pero también tiene el trágico, lamentable y comprobado destino, de ser uno de los miles de hombres que son agresores de mujeres.

El pasado 30 de mayo de 2016, el jugador de la selección Colombia de Mayores fue arrestado por el Departamento de Policía de Miami-Dade en la habitación del hotel donde se estaba hospedando con su esposa en aquel entonces. “Según el informe del arresto, la policía acudió después de haber recibido varias quejas sobre un problema de pareja en una de las habitaciones. Cuando los agentes entraron en la habitación, se encontraron con cabello humano en el suelo del cuarto de hotel y encontraron a una mujer sin parte de su cabello (…) La mujer dijo llorando a la policía que habían ido a beber con Armero. Cuando la pareja regresó a su habitación de hotel, Armero quiso tener sexo con ella, y ante el rechazo, se dio el altercado”, reportó para aquella fecha la CBS.

Un par de días después de ser arrestado, el colombiano pagó una fianza por valor de US$1.500 y fue puesto en libertad con una orden de alejamiento de la madre de sus dos hijos, y pareja del jugador, María Elena Bazán,

Esos son los hechos, Pablo Armero en un acto del todo reprochable agredió a su esposa y salió libre después de pagar.

Hoy el nacido en Tumaco vuelve a estar en la palestra pública debido a los actos cometidos en aquella fecha aciaga para su mujer. Es convocado de nuevo a representar los colores de la Selección Colombia en la fecha eliminatoria de este mes de marzo, y un halo de indignación, que tuvo como parlante a la periodista deportiva Andrea Guerrero, se vuelve a hacer sentir en una gran parte de la población colombiana, especialmente en las mujeres.

La señora Guerrero habló en televisión e indicó su indignación como mujer al llamado a la selección del señor Armero, y llama la atención sobre la doble moral que tenemos los colombianos que no condenamos esta clase de delitos, debido al posible beneficio que puede traer para el juego de la selección la presencia de este jugador.

No puedo estar más de acuerdo con ella. La indignación no debería ser sólo de ella y las mujeres que se sienten representadas por sus palabras, la indignación debería ser de todos nosotros. No me parece correcto que un jugador que agrede a su pareja (que es un delito), represente a mi país. No estoy de acuerdo con su llamado, que futbolísticamente puede ser justo, pero moralmente deja mucho que desear.

Creo que el manejo que le ha dado la Federación Colombiana de Fútbol y el cuerpo técnico de la selección a este tema, deja mucho que desear y habla muy mal del comportamiento permisivo para grandes estrellas del deporte colombiano, que al ser su trabajo público se han convertido sin quererlo en focos morales y en ejemplo para cientos de personas, principalmente niños que los idolatran.

Como sociedad estamos dando un muy mal ejemplo al mundo, pero especialmente un muy mal ejemplo a nuestros hijos, que crecen creyendo que la fama y el dinero los hacen casi que invulnerables ante esta clase de comportamientos que se convierten en delito (que profundo en nuestro inconsciente está clavada la cultura del narcotráfico)

La Selección es una empresa privada, pero no puede olvidar que los deportistas que convoca son referentes públicos y como tal cuando tienen una conducta como la del señor Armero, debería ser alejados de la concentración. 

Me uno a las palabras del señor Antonio Casale, director de "En La Jugada" de RCN Radio: “Repruebo desde todo punto de vista las acciones de Pablo Armero y es una lamentable radiografía que la violencia de género no indigne a las directivas de la Selección“, y creo que, tal y como lo afirma, en el programa que dirige, que debería de existir un código de ética y un reglamento para los jugadores que en últimas son quienes representan a todo un país.

Pero sobre todo me uno a las miles de mujeres que son agredidas diariamente en un país donde la violencia de genero es una realidad silenciosa que nos está carcomiendo como sociedad. Me uno a la indignación de esta convocatoria. Me uno a seguir exigiendo una disculpa pública de parte de Pablo Armero. Me uno a decir NI UNA MÁS, y que el deporte sea ejemplo de una sociedad mejor y no, como en este caso, de una sociedad permisiva y violenta.

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