miércoles, 17 de enero de 2018

¡Oh El Deporte!

Foto: http://atcultural.com.br

Uno de los primeros recuerdos que tengo grabado en la memoria es estar viendo, sentado en la sala de mi casa junto a mis papás, unos Juegos Olímpicos. Los Ángeles 1984 se convirtieron para mí, lejano a toda la problemática política en la que estuvieron enmarcados, en un punto de referencia para el nacimiento de una pasión que me ha embargado durante toda la vida: Los deportes.

Desde aquel lejano verano del 84 me he permitido seguir, aprender, practicar y sobre todo disfrutar casi todos los deportes del espectro, lo cual me ha ayudado a ser más competitivo, más sano y creo, mejor persona.

Hoy día los deportes para mi significan más que una pasión, una forma de vida, un estilo que quiero mantener conmigo, un aprendizaje constante sobre nuevas tendencias, sobre estadísticas y sobre la vida misma.

No hay nada más bello que ver la disyuntiva constante entre el que gana y el que pierde. Nada más conmovedor que ver lágrimas correr por las mejillas de esos deportistas anónimos y no tan anónimos, que pueden ser de felicidad o de tristeza dependiendo de qué lado se encuentren. He llorado con el triunfo y con las derrotas (que suelen ser más frecuentes) de cada colombiano en una justa olímpica, en un campeonato mundial, en una prueba ciclística, en un campo de golf, en una pista de carreras, en un cuadrilátero o en una cancha de tenis, de fútbol o de baloncesto. Me he fundido en gritos y abrazos de alegría con desconocidos en una calle ante triunfos inesperados y de igual forma me han consolado con un abrazo en la derrota.

Una frase de la película Hitch, protagonizada por Will Smith, dice que la vida no debe ser medida por la cantidad de veces que respiras, sino por aquellos momentos que te quitan el aliento. He tratado de vivir mi vida tratando de tener esa clase de momentos y al hacer un balance, me encuentro que casi todos esos momentos se pueden medir en ciclos deportivos.

Aun recuerdo la tristeza del Mundial del 82 en España (año en el que mi familia llega a vivir a la ciudad de Bucaramanga), cuando Brasil, aquel scratch de Telé Santana, Zico, Sócrates, Tostao, Falcao, entre otros, fue eliminado por una aguerrida Italia liderada por Dino Zoff y el gran Paolo Rossi, y al mismo tiempo tengo presente la felicidad absoluta de ver a la Argentina del Mundial de México 86, de la mano (literalmente) de Maradona, ser campeona del mundo con clase, virtuosidad y elegancia. En el 86 nació mi hermano Daniel (se me va el aliento al rememorarlo).

Tengo fresca en la memoria los triunfos de Lucho Herrera y Fabio Parra en el Tour de Francia y en la Vuelta España. Cómo olvidar el ascenso de Lucho a los Lagos de Covadonga donde aseguró el título de la Vuelta a España del 87, o cuando el mismo Lucho en un descenso desefrenado se cae, se levanta y con el rostro ensangrentado le gana una etapa durísima a Bernard Hinault, o la obra de arte protagonizada por Lucho y Fabio llegando juntos a Lans-en-Vercors en aquel Tour de Francia del 85.

En el estadio Olímpico de Montjuic, Ximena Restrepo le dio la primera medalla (bronce) al atletismo colombiano. La gacela colombiana, contra todo pronóstico llegó en aquel luchado tercer lugar. Al lado de aquel estadio está el Palau de Sant Jordi, lugar donde jugó el mejor equipo de baloncesto y tal vez el mejor conjunto deportivo de la historia, el Dream Team de USA. Vi cada partido de los que trasmitieron por televisión y eso logró que yo me enamorara aún más del deporte; eran clase y belleza en todo su esplendor. En aquel año (1992) llegué a vivir de Bucaramanga a Bogotá después de 10 años de estar instalado en la ciudad bonita con una infancia difícil en lo económico, pero llena de recuerdos felices.

Se me va el aliento cuando recuerdo el gol de Littbarski frente a Colombia en el Mundial de Italia 90. Recuerdo llorar y ver que otra vez nos faltaban 5 centavos para el peso, y luego saltar de alegría con la jugada maestra de Colombia finalizada por Rincón, para clasificar a los octavos de final (por primera vez) de un mundial. Esa fecha es especial para mi porque ese día sentí que el país se quitaba el luto por el asesinato de Luis Carlos Galán, en el 89.

Entre el 91 y el 94 vivimos una etapa de felicidad deportiva, gracias a una Selección Colombia que se mostraba intratable en casi todas las canchas del mundo. Inolvidable el 5-0 a Argentina, así como inolvidable la derrota en el 94 en el mundial al que llegamos siendo campeones y regresamos con el rabo entre las piernas, para luego quedar profundamente derrotados ante la muerte alevosa de Andrés Escobar. Estuve muy triste con las derrotas deportivas, pero lloré a cántaros con la pérdida del ser humano.

Y así podría seguir enumerando alegrías y tristezas deportivas que marcaron mi vida y la de muchas personas alrededor del mundo. !oh el deporte! tan importante para muchos y al final tan vano en general, parafraseando a Valdano "la cosa más importante de las cosas menos importantes". 

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